El gran silencio

 Al levantar la hoja, del tamaño de una mano, vio un buen número de hormigas. Comenzaron a moverse como en una película de cine mudo. No sabía si estaban teniendo sexo o ganándose el sustento diario, pero su actividad era febril y fabril, como en las primeras películas, de cine mudo. Dejó la hoja en su lugar, a ras de suelo, y desaparecieron de su vista las hormigas. Luego, pisó la hoja con todo su peso, unos noventa kilos. Después del holocausto, el silencio. Mudo quedé con la escena, de cine gore.

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