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Mostrando las entradas etiquetadas como Logroño

Vídeo de la presentación de la novela Cuando el corazón se cierra hace más ruido que una puerta

      Vídeo de la presentación de la novela Cuando el corazón se cierra hace más ruido que una puerta (Ápeiron ediciones, 2025) en la librería Santos Ochoa , que tuvo lugar en Logroño, el 25 de junio .  

El Lejano Oeste

Coches aparcados encima de las aceras, en doble fila, en triple fila, en las plazas destinadas a los discapacitados sin serlo, y en las plazas cebreadas anejas a estas, en los carriles bici, sobre los pasos de cebra, y cómo no, coches ocupando el sitio destinado a los ciclomotores. Esto, amigos, es el Lejano Oeste, el paraíso del conductor irredento en su incivismo, ese bendito lugar donde cada cual hace lo que le sale de las narices sin atender a las señales de tráfico, sin importarle un pimiento el prójimo, ya sea discapacitado, ciclista, peatón o un igual: otro conductor.  

Las cositas del leer (décimo)

  Es posible que algún turista, en su deambular por la calle Bretón de los Herreros, se detenga ante la figura femenina de bronce patinado ubicada frente al Teatro homónimo y repare en el libro sujetado con las palmas de las manos, sobre las piernas; también en el gesto ausente, distraído, sereno, incluso triste, al que nos aboca la lectura cuando es sugerente, una vez finalizada. Entre la algarabía reinante y la alegría vociferante exhalada desde las terrazas por la marea turística, la lectora de Bretón se erige como testigo silente. No brindará, ocupadas las manos en el pan de vida.

Celebrando la vida

   No sé adónde nos llevará la inteligencia artificial, pero sí sé adónde nos conduce la inteligencia humana, tan natural ella, tan imprevisible; la sal que da alegría a nuestras vidas. Así lo viví el otro día viendo a Pancho Varona en una sala logroñesa. Un lugar pequeño: pensemos en una pequeña iglesia románica en la que la gente, devotos todos, coreábamos cada canción como si nos fuera la vida (pasada) en ello. Panchito Panchito nos animaba a cantar, nos daba la oblea y sin gesto serio, nosotros celebrábamos la vida, sin pecados, sin censuras ni cesuras, asumiendo todas nuestras contradicciones.