Cuántos ayes y lamentos a cuenta de la mucha agua caída esta semana. Camino de Pancorbo el horizonte reposa sobra una alfombra bien tupida de cereal. Miro por el cristal, el aguacero queda fuera. Pienso en la lluvia como fuente de buena literatura. Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento . Así comienza Mazurca para dos muertos . Y hay más, mucha más agua. Llueve como en la guerra y en la paz, da gusto ver llover sin que se sienta el fin, a lo mejor el fin de la lluvia es el fin de la vida.
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