Paramos en la cafetería El Ribero al ir y en El Crucero al volver. En las poblaciones del mismo nombre. Aquí la imaginación se guarda en el bolsillo. Si la niebla persiste desde que entramos en Oña hasta casi llegar a Espinosa de los Monteros, luego tras coronar el portillo de la Sía (1246 metros), el horizonte se nos ofrecerá despejado, con un cielo limpio de nubes, y las crestas de las montañas, en la distancia, recortándose en el gran azul. La climatología favorable contribuye a que el aparcamiento, a las diez de la mañana, en el Parque Natural de los Collados del Asón, esté ya a rebosar de coches, motos, autocaravanas e incluso autobuses, de los que descienden excursionistas como nosotros, dispuestos todos nosotros a disfrutar unas cuantas horas por las montañas. La cascada no está lejos del aparcamiento, pero al acercarnos a ella, una vez finalizada la ruta y ver que la cascada es un tímido hilillo, lo dejamos para una ocasión más propici...
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