Pensemos qué valor le damos hoy a la verdad. Y qué importancia le dan los votantes a las mentiras de los políticos. Una verdad que parece superada por la fe depositada en el político. Cómo se explica si no que Trump: delincuente convicto, mintiendo reiteradamente y a sabiendas, lejos de ser censurado o reprobado por sus votantes y sus compañeros de partido, crean en él (como se cree en un Mesías, o en un Salvador) a pies juntillas, aunque los tribunales y los hechos pongan de manifiesto todas sus mentiras. Así lo explica Cristina Olea en su libro La gran fractura americana. En Washington, el fiscal especial Jack Smith, el mismo que lo imputó por los papeles secretos que se llevó de la Casa Blanca, tecleó por segunda vez «Estados Unidos contra Donald J. Trump». En esta ocasión lo acusaba de intentar subvertir la democracia estadounidense, en aquellos días en que la vimos tambalearse, cuando sus seguidores asaltaron el Capitolio. En su escrito de acusación reconst...