Celebrando la vida
No sé adónde nos llevará la inteligencia
artificial, pero sí sé adónde nos conduce la inteligencia humana, tan natural
ella, tan imprevisible; la sal que da alegría a nuestras vidas. Así lo viví el
otro día viendo a Pancho Varona en una sala logroñesa. Un lugar pequeño:
pensemos en una pequeña iglesia románica en la que la gente, devotos todos,
coreábamos cada canción como si nos fuera la vida (pasada) en ello. Panchito
Panchito nos animaba a cantar, nos daba la oblea y sin gesto serio, nosotros celebrábamos
la vida, sin pecados, sin censuras ni cesuras, asumiendo todas nuestras
contradicciones.