La pulsión del vórtice

Hay lecturas donde llegar al final, cruzar la meta, dejar el libro en la estantería o devolverlo a la biblioteca, lejos de suponer una liberación, una satisfacción, implica en el lector (lo sé de buena tinta) una sensación próxima al desconsuelo y el desamparo. Libros, ensayos, en los que no hay lugar para un colofón o textos, por ejemplo, los del Sebald en Los anillos de Saturno, en los cuales dejarse embargar por el durante, la travesía, el todavía. Una lectura que no va en pos de la linealidad y el desenlace sino de la verticalidad, el abismo, el remolino. Digámoslo: la pulsión del vórtice.



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