El consuelo del repostaje

Con la manguera en la mano y el depósito abierto, observa un teclado que había pasado antes por alto, quizás porque no estaba, y en la pantalla, como ve la opción de introducir el nombre, lo teclea, y cuando deja la manguera en el surtidor, oye, José Luis has repostado súper, que tengas un muy bien día de lunes, que los oráculos te sean favorables. Espero verte pronto de nuevo, José Luis. Para lo que necesites. La voz es la de una mujer joven, piensa José Luis, de torneadas pantorrillas y larga melena castaña, de ojos del color de la miel de romero, de estatura media y tan bien proporcionada como Shakira. Arranca el motor, mete primera José Luis y piensa cómo se denominará su futura adicción al repostaje.

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