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Los límites del amor

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    Escucho en una canción Le llamáis poliamor a los cuernos de siempre . Petr y Hana, la pareja protagonista de esta película polaca dirigida por Tomasz Winski está ávida (más ella que él) de experimentar con otros cuerpos y en vez de ponerse los cuernos a escondidas, deciden abrir su relación. Pero sabemos que todo lo que hacemos y no hacemos nos acaba pasando factura, en el paso que conduce de la teoría a la práctica. Abrirse a otras parejas les resulta excitante, prometedor, es un aliciente para sobrellevar las consecuencias de la rutina. Así cada uno por su lado irá manteniendo contactos sexuales. Luego se contarán cómo les ha ido. La seguridad y confianza mutua que les ha proporcionado la relación comienza a debilitarse y emponzoñarse al comprobar Petr que su mujer es capaz de gozar más intensamente en otras camas, con otros cuerpos, e incluso alcanzar orgasmos para ella inéditos. A Petr, la libertad de experimentar que se le otorga, muy lejos de serle placentero, le resulta gr

La doncella

 Si Oldboy la visioné como si de un videojuego se tratase y me gustó escasamente, La doncella (en su versión extendida) de Park Chan-wok me ha resultado fascinante.  El guion, obra de Park Cha-wok y Hung Seo Kyung, es la adaptación de la novela Falsa identidad de Sarah Waters. A los 140 minutos de la edición original, la versión extendida suma otros veintiuno. Hay series en MovistarPlus+, Netflix o Filmin que duran menos que esta película, que vista del tirón apabulla, merced a su voluptuosa puesta en escena y que en ningún momento resulta tediosa, al contrario, dado que a medida que avanzamos en la narración y vayamos viendo la tramoya que hay detrás de los personajes y sus acciones, más interesantes se nos tornan, al tomar conciencia de sus intrigas y maquinaciones, de cómo cada uno arrostra su pasado y juega sus cartas sobre el tapete. Entre tanta impostura hay algo que es más fuerte y real, y es el amor que nace entre dos mujeres, la doncella Sookee y su señora Hideko, magnífica

Putos modernos

Serie minimalista de cuatro episodios, a razón de tres minutos por capítulo. La incomunicación no paliada por los riders, el acto de alimentarse como experiencia, la necesidad de desconectar en el campo para seguir conectados, los perritos humanizados; esas cuestiones que vivimos cada día y que forman parte de nuestra puta modernidad .

Y todos arderán

Y todos arderán, de David Hebrero, me recuerda a la serie 30 monedas , cambiando Arévalo por Pedraza. Pueblos pequeños-infiernos grandes en los que se cuecen los jugos de las envidias y rencillas seculares, embebidas en leyendas demoniacas. Hace décadas un niño fue sacrificado. Hoy, una mujer cuyo hijo se suicidó, harto del acoso y hostigamiento recibido a cuenta de no "ser normal" ya que sufra enanismo, quiere hacer lo mismo tirándose de un puente. No sale su empresa según lo previsto pues será retenida por una niña con superpoderes, a través de la cual la madre logrará hablar con Lolo, su hijo muerto. La estética de la película parece sacada de un cuento de los hermanos Grimm, saltándose a la torera cualquier corrección política. En ese sentido la película es gamberra, desenfadada, transgresora y es su punto fuerte. Pero a medida que avanza el metraje va perdiendo fuelle, y esto también me recuerda a la serie de Álex de la Iglesia. Abunda en el disparate, sin hacer ascos a

Great Yarmouth

La cara más despiadada del capitalismo la vemos representada en películas como Vida y muerte en un almacén (Joseph Bullman) o Great Yarmouth de Marco Martins, ciudad costera al noreste de Londres. A las fábricas, mataderos de pavos, van a trabajar portugueses (estamos en 2009 y Portugal sufre los devastadores efectos de la crisis), a los que los ingleses llaman “ pork and cheese ”. Fábricas en las que el olor de la sangre y las heces se mete tan adentro que respirar es tan común como vomitar. Las zonas del envasado -cuando el pavo ya son filetitos sonrosados y no animales vivos cabeza abajo que verán sus cabezas seccionadas por cuchillos, cabezas que apiñadas en montones seguirán moviendo los picos unos segundos más- están destinadas a los ingleses. Una portuguesa, Tânia , ha ido completando todos los círculos del infierno desde su llegada como emigrante hace décadas a Marmouth. Pero lejos de habitar un paraíso, tantos años después, Tânia sigue habitando el infierno; coloca a los po

Crónica de una muerte anunciada

Veía el documental sobre Marc-André Leclerc y no dejaba de preguntarme dónde es capaz el ser humano de situar sus límites. Al ver a Marc-André escalar paredes verticales heladas equipado con crampones y piolets, sin cuerda, te preguntas cuando dejará de acompañarle la suerte, porque el joven, como se ve en el documental no esconde que lo que hace es peligroso, que son muchas cosas las que pueden fallar, máxime si la escalada es sobre paredes heladas, agua solidificada, que en cualquier momento puede resquebrajarse. Marc-André escala montañas y lo hace fuera de los focos. Su pasión no es nada mediática. Es una especie de Salinger de las montañas. Después de ir a la Patagonia y ascender en invierno la Torre Egger,  en la escalada a las Torres de Mendenhall, en Alaska, equipado con cuerda y acompañado de Georges Johnson, en el descenso algo falla y les sobreviene la muerte, con veinticinco años.  « No tenemos un tiempo escaso, sino que perdemos mucho. La vida es lo bastante larga y para

Nunca llueve en California

  A los diecisiete años Lea conoce a Tom que le dobla la edad. Surge el enamoramiento de forma espontánea. Lea en sus amigos encuentra aburrimiento. Le parecen unos críos y Tom le ofrece otra cosa. En un primer momento delicadeza, atención, novedad. No se fuerza nada en el descubrimiento mutuo, y todo transcurre de una manera natural. Sin embargo, un toque de atención se lo da a Lea una camarera, cuando la pareja está almorzando en una cafetería. No es la primera vez que ve a Tom con chicas jóvenes. El espectador sabe que hay algo raro en Tom, y Lea también, pero hasta ese momento no hay nada que pueda poner a Tom en su contra, y Lea se va pillando, hundiéndose en las arenas movedizas del querer. Como la relación es asimétrica Tom ejerce un control que pudiera ser físico pero es mental. Tom maneja a Lea, la usa. Hay muchas maneras de violentar a una mujer.   Hay una escena en el hotel, crudísima, en el que Lea cruza una línea, aquella que sitúa a una persona en otro sitio al que no qui