Remembranza

 Vuela la canica transparente para impactar en el muro y caer muerta a los pies del mismo. El niño avanza cauteloso porque en la distancia es incapaz de ponderar el lanzamiento. Apoya la frente en el muro y ve en el ángulo recto que forma este con el suelo de tierra, una protuberancia, una esfera de luz prendida por el sol. La alegría es inmensa, bañando, anegando, el rostro ovalado. Desciende su menudo cuerpo hasta la canica. No hay resquicio alguno entre la superficie esférica y la pared lisa. La guarda en el bolsillo, pero ¿acaso hay milagro sin testigos?

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