Cuentos veraniegos (sexto)
A la velocidad del rayo surca el
avión el tramo de cielo sobre su cabeza. Visto desde la orilla, arriba la
barbilla. Al frente, el mar y el cielo confunden el horizonte como en un cuadro
de Rothko. La tercera horizontal sería la arena negra. A medida que se interna el
oleaje lo zarandea y cuando divisa una ola que viene hacia él, en su seno de
espuma se sumerge, estirado en el agua como una tabla de surf, arrastrado hasta
la orilla, embadurnado de algas se incorpora. Una semana después extraerá con
un bastoncillo arena negra de ambos oídos.
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