En Soncillo todo el pueblo está en El Sifón. Cae un vermú de solera en la terraza. Luego, cuando abren la cocina, un plato de cecina y un emparedado caliente de pastrami, en el interior. La rúcula mejora cualquier plato de embutido y la mostaza lo conduce a la excelencia. El colofón es una atrevidísima tarta de queso con gorgonzola. Un feliz hallazgo. Recuerdo otra visita anterior a Soncillo y en otro bar, esta cita, Ya tenemos WIFI pero mejor, hablen entre ustedes. Y eso hacemos. Para darle a la sinhueso no nos hacen falta móviles. Regreso a Reinosa. Veo el cartel de Cilleruelo de Bezana y pienso en el escritor. Entre la niebla y la esquirlas de agua intuyo el fantasmal balneario de Corconte. Pienso en el grupo The Band, en el libro Libro de Peixoto, en la cervecería La Cerve, cuando cruzo por el municipio de La Población. Paso por Villapaderne y pienso si tendrá alguna relación etimológica con Trespaderne. Veo las indolentes banderas de España, Cantabria y Europa abrazadas a los mástiles en el balcón del Ayuntamiento de Campoo de Yuso. Exhala niebla la chimenea de Requejo en fiestas. Se lamenta el cielo del Grand Prix pasado por agua.