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Belcastel

  La mirada va dirigida a lo alto, hacia el Castillo de Belcastel, construido hace más de mil años y en ruinas hasta 1973. Lo visitas y alabas la magnífica reconstrucción llevada a cabo por Fernand Pouillon, ¡en tan solo ocho años! El castillo es hoy una residencia particular visitable, con galerías de arte y un bestiario con monstruos articulados. Es la primera vez que cruzas un foso con agua, alegre como un niño. Piensas en el castillo de Clavijo, monumento histórico y ruina consolidada, pasto del olvido y del abandono, que ofrece eso sí unas inmejorables vistas desde su atalaya.

Y la playa llora y llora

    Me acuerdo de unas vacaciones hace una década en Llanes. Amanecía lloviendo y anochecía lloviendo durante más de una semana. Después de desayunar salía al patio interior, miraba el cielo gris y regresaba dentro a jugar al UNO con las crías, a escuchar música, a poner a punto los paraguas. Una mañana, el vecino de enfrente, al verse saludado con cierta desesperanza mía, me dijo que el verde no surgía de la nada sino de la mucha agua. Pensé hoy en ese día caminando por los acantilados en Tagle, frente a la playa vacía, antes de darme, alborozado, un chapuzón.

El silencio del arquero

     Lo que parecía un cuerno en la distancia resultó ser un arco y un arquero sembrado en la tierra con la mirada vacía pero fija ¿hacia dónde? No te sorprende la ausencia de aljaba, cuerda y flecha; acaso ya salió disparada. Entonces qué ¿un desangelado Cupido soterrado? Lo dudas y fantaseas con un viaje en el tiempo, una fisura temporal, un ser mitológico, un ingenuo deportista de élite que buscando el dorado del medallero tuvo la peregrina idea de querer participar en los Juegos Olímpicos de París y acabó varado entre flores y arbustos en un coqueto parque de Montauban.