Cada lector tendrá sus motivos para llevar a cabo la actividad de la lectura. Ya sea como entretenimiento, pasatiempo, enriquecimiento intelectual, herramienta de evasión, autoconocimiento, etc. Tenía esta mañana entre manos el ensayo de Ramón Andrés, Los no llamados por su nombre. Mathias Grünewald, el pintor, cuando he leído algo que me ha parecido muy interesante al hilo de la lectura:
Cuando alguien lee, devuelve al mundo su lentitud, no lo expolia, se emplea en restituirle lo que fue suyo; lo regresa a su silencio inaugural.
Si la lectura puede devolvernos a la lentitud y al silencio, bienvenida sea, siempre.