Después de cruzar por un paso a nivel, comento en un tuit que me vienen en mientes las Andanzas del impresor Zollinger. Resonancias: me gustaría tener el aplomo de Walser, aquella cachaza. Sin estar el suelo nevado, su imagen yaciendo en el blanco lienzo no se me va de la cabeza. A resultas del tuit, un amigo me dice que sufro El Mal de Montano. Estar enfermo de literatura me parece, puestos a enfermar, una de las mejores enfermedades que podemos arrostrar. Un pensamiento se abre paso: no he leído el libro de Vila-Matas con ese título. Otra tarea pendiente.
Después de cruzar por un paso a nivel, comento en un tuit que me vienen en mientes las Andanzas del impresor Zollinger. Resonancias: me gustaría tener el aplomo de Walser, aquella cachaza. Sin estar el suelo nevado, su imagen yaciendo en el blanco lienzo no se me va de la cabeza. A resultas del tuit, un amigo me dice que sufro El Mal de Montano. Estar enfermo de literatura me parece, puestos a enfermar, una de las mejores enfermedades que podemos arrostrar. Un pensamiento se abre paso: no he leído el libro de Vila-Matas con ese título. Otra tarea pendiente.