Ir desbastando la pieza hasta
dejarla en el hueso, en la pura esencia. Quitar la palabrería, todo lo
redundante y hacer que hable el silencio y los ojos y los espacios austeros. Una
guerra de fondo, la de Ucrania, presente en la radio, invadiendo –episódicamente-
la realidad. Dos seres solitarios y perdidos destinados a encontrarse. El destino
conspirando a su favor, a favor de él, con más suerte que Gaudí. Aki Kaurismäki
haciendo más de lo mismo, dicen, para que no pasando nada pase de todo,
desmantelando la felicidad epidérmica, el empacho del consumismo, el monopolio
de la nadería, digo.
Hoy nos movemos por una de las zonas más bonitas de la Rioja: el Camero Viejo. Partimos del pueblo de Hornillos de Cameros. No vamos siguiendo las huellas de dinosaurio (en el yacimiento de La Pellejera se han descubierto 730 icnitas). Aún no son las diez de la mañana y ya brilla el sol con fuerza. Hornillos es un municipio con doce vecinos empadronados. Nosotros somos más de dos docenas y seis coches que aparcamos próximos al exiguo frontón. Hay quien antes de comenzar la travesía las ve venir en movimiento, en el vaivén de los columpios , frente a la Ermita de San Adrián. Ya en ruta no tardaremos mucho en ver los restos de la iglesia de Santa María de la Blanca, en tomar algunas fotos frente al hastial, en Torremuña . Pueblo abandonado que parece haber cobrado nueva vida, y que ahora es noticia a cuenta de una obra de teatro sobre la sustracción de las tablillas del retablo , en la referida iglesia, cinco décadas atrás. Tras avanzar por una pista que deja un hayedo a nuestra d...