El triángulo de la tristeza
El hedonismo desvergonzado de un ramillete de ricachones en
un barcazo de lujo que naufraga. Un vendedor de mierda (abono), de armas de
autodefensa (granadas), dos modelos (Carl y Yaya) registrando su banalidad a
golpe de clic viralizado en redes, un exitoso creador de apps... Östlund ofrece
caricaturas de sus personajes, fotos fijas y huecas, sin nada detrás y nada
delante, o sí: una isla ¿en donde cambiar los rolex? En parte sí, porque el
saber hacer cosas (hacer fuego, pescar) confiere poder al hacedor y la semilla
de la revolución, de la revuelta o mejor: de un simple homicidio.
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