Forhøret, traducida como Cara a cara, hace honor a su
título, porque en las tres temporadas de la serie danesa todo se resuelve con los diálogos, en sucesivos cara a cara. Un policía descubre a su hija en la
camilla de las autopsias. Lo que se anuncia como un suicidio para él es un
asesinato. Los guionistas embrollan la historia al máximo, el número de
sospechosos se dispara y en cada temporada el personaje principal cambia. La
carga psicológica es máxima. Hay envidias, odios, rencores, mezquindades,
deslealtades, ambiciones desmedidas, y amores filiales. Me sorprende para bien
por su original planteamiento.
Envidias el fluido volar de los buitres, la ligereza de las cabras montesas en la cima, a las jóvenes amazonas vascas que te rebasan; mientras, tú, con tus pesados pies y el corazón tan acelerado, camino de la cumbre. Lo logras. Abajo Durango, el mar al fondo. Pero el viento, la posible lluvia, la concurrencia; todo anima al descenso. ¿Ves el hilo de tierra pegada a la roca? El magro camino que te abocará luego al bosque. Manzanas, nueces, castañas entre la tierra húmeda. Observas cómo en la tapia, sin tierra, brotan las margaritas. Siempre logra la vida abrirse paso.