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En mis errores mando yo

  Ge ge ge ge o je je je je. Me río como me sale de las consonantes. Degen ya de tocarme los cojones con el lenguaje, con el enjuague vocal, con la cárcel gramática y la celada de las normas escritas. Y degen de aparcar delante de la puerta que no puedo salir y en el domicilio me consumo y me arresto domiciliario. Degen en paz a los demás y los demenos. Dégenme con mis tildes mis acentos mis erratas. Me degen confundir bes y uvres que me amamanten. Degen de darme el coñazo con las adversativas. Prefiero las copulativas.  

14.4

 No las tardes de ocio resueltas con un ir de tiendas, no, sino las mañanas y las tardes de Ahmed Younoussi en un pequeño pueblo marroquí. Huye del pueblo y de la violencia familiar para recalar en Tánger. Vivirá en la calle, expuesto a toda clase de peligros y asechanzas. A 14.4 kilómetros está el paraíso: España. Siete veces lo intentará Ahmed. Lo logrará dormido, con nueve años, de manera inesperada. El paraíso no es tal. Sucesivos centros de menores, también la presencia de espíritus angelicales. La vida siempre puede caer hacia cualquier lado. La desigualdad no desaparece invisibilizándola.  

Presentes

  Toda guerra es un desastre, más si es una lucha fratricida. Cerdà lo pone de manifiesto con una acertada selección de historias reales que cifran bien la magnitud trágica de la guerra y la consecuente posguerra. Topos, represaliados, fusilados, mutilados,  huérfanos, exiliados. Es el telón de fondo, o paño de lágrimas, de otra historia: la peregrinación del cuerpo de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta El Escorial. El periodista debe decir la verdad, se dice en el libro. También que El escritor no escribe lo que quiere. En todo caso Cerdà escribe un libro necesario, apabullante y verdadero.

Cucaracha con paisaje de fondo

  El teatro, elemento vivo, orgánico y proteico, como lo demuestra Cucarachas, donde un grupo de mujeres reside en un balneario, cuyo objeto es quedarse embarazadas, perpetuar la especie, replicar la maternidad, pero no todas, porque una de ellas no llega a reproducirse, sino a morir y quiere contar en su eutanasia con el doctor del centro, exento ya de principios, camino del precipicio y hay muchos temas sobre la mesa, muchos interrogantes y exclamaciones, voces en corifeo, conciencias alteradas, la necesidad de afirmarse y romper la mujer la pared que la sociedad les impone; tragedia en clave de humor negro.

Las raíces del mar

  No es necesario ir al Monte  Saint-Michel para ver cómo desaparecerá bajo tus pies, al subir la marea, el camino que te conduce hasta la Isla de San Nicolás. Ve con cuidado de no resbalar porque la piedra está húmeda, comida por el verdín. Envidias a quien a mediados de octubre todavía se da baños de mar. Observas el puerto, las casas bajo la figura imponente de la Basílica de Santa María. Vuelves la mirada al mar, al vuelo de las gaviotas. Siempre te has preguntado si el mar tiene raíces. Encuentras la respuesta en la arena prieta que pisas.