No las tardes de ocio resueltas con un ir de tiendas, no, sino las mañanas y las tardes de Ahmed Younoussi en un pequeño pueblo marroquí. Huye del pueblo y de la violencia familiar para recalar en Tánger. Vivirá en la calle, expuesto a toda clase de peligros y asechanzas. A 14.4 kilómetros está el paraíso: España. Siete veces lo intentará Ahmed. Lo logrará dormido, con nueve años, de manera inesperada. El paraíso no es tal. Sucesivos centros de menores, también la presencia de espíritus angelicales. La vida siempre puede caer hacia cualquier lado. La desigualdad no desaparece invisibilizándola.