El crimen perfecto como arte, en un único escenario, rodada la película en color, en un plano secuencia, en 1948, tres años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Un joven maquiavélico decide consumar un crimen junto a un amigo, y recrearse en su acción. Para ello da una fiesta e invita a la novia y a los padres del asesinado (con una soga). El misterio pasa por ver si los descubrirán o no. El soporte teórico es la necesidad de librarse de los seres inferiores. Comparece Así habló Zaratrusta de Nietzsche, el superhombre, Hitler. El mal y su banalidad.
Envidias el fluido volar de los buitres, la ligereza de las cabras montesas en la cima, a las jóvenes amazonas vascas que te rebasan; mientras, tú, con tus pesados pies y el corazón tan acelerado, camino de la cumbre. Lo logras. Abajo Durango, el mar al fondo. Pero el viento, la posible lluvia, la concurrencia; todo anima al descenso. ¿Ves el hilo de tierra pegada a la roca? El magro camino que te abocará luego al bosque. Manzanas, nueces, castañas entre la tierra húmeda. Observas cómo en la tapia, sin tierra, brotan las margaritas. Siempre logra la vida abrirse paso.