La velocidad y el vértigo de vivir o el cruzarse de brazos y abrazarse a la nada. El comecome de José Luis que se devana los sesos con los haceres y quehaceres que no lleva a cabo, hasta que sale al mundo exterior a exprimir las ubres de la vida y conoce a activistas, hortelanos, eruditas, perros, camareros; a través de ellos supura la vida y José Luis se empapa de todo ellos en un continuo hablar que es homenaje al lenguaje, a la palabra precisa; voluptuosidad en el hablar que no oculta la inteligencia ahormada al humor, la perplejidad y el asombro hacia el mundo; mirador desde el que contemplar el milagro de la vida. Y Luis Bermejo lo aborda, bordándolo.
Hoy nos movemos por una de las zonas más bonitas de la Rioja: el Camero Viejo. Partimos del pueblo de Hornillos de Cameros. No vamos siguiendo las huellas de dinosaurio (en el yacimiento de La Pellejera se han descubierto 730 icnitas). Aún no son las diez de la mañana y ya brilla el sol con fuerza. Hornillos es un municipio con doce vecinos empadronados. Nosotros somos más de dos docenas y seis coches que aparcamos próximos al exiguo frontón. Hay quien antes de comenzar la travesía las ve venir en movimiento, en el vaivén de los columpios , frente a la Ermita de San Adrián. Ya en ruta no tardaremos mucho en ver los restos de la iglesia de Santa María de la Blanca, en tomar algunas fotos frente al hastial, en Torremuña . Pueblo abandonado que parece haber cobrado nueva vida, y que ahora es noticia a cuenta de una obra de teatro sobre la sustracción de las tablillas del retablo , en la referida iglesia, cinco décadas atrás. Tras avanzar por una pista que deja un hayedo a nuestra d...