Caminas por los jardines de Villa Borghese y reparas en una escultura. Piensas entonces en la película Tesis, en los snuff movies, al ver como tratan aquí de silenciar a Attilio, al anticlericalista y antimilitarista sardo, después de muerto. También puede tratarse de una simple labor de mantenimiento o conservación, aunque no parezca que aquí haya apenas contaminación, tratándose de un oasis en la ciudad. Lo más probable es que a Attilio se le venere, porque murió en el frente en 1918. Porque pidió seguir tras la decisiva batalla del Piave. ¿Son las contradicciones las que hacen avanzar el mundo?
Envidias el fluido volar de los buitres, la ligereza de las cabras montesas en la cima, a las jóvenes amazonas vascas que te rebasan; mientras, tú, con tus pesados pies y el corazón tan acelerado, camino de la cumbre. Lo logras. Abajo Durango, el mar al fondo. Pero el viento, la posible lluvia, la concurrencia; todo anima al descenso. ¿Ves el hilo de tierra pegada a la roca? El magro camino que te abocará luego al bosque. Manzanas, nueces, castañas entre la tierra húmeda. Observas cómo en la tapia, sin tierra, brotan las margaritas. Siempre logra la vida abrirse paso.