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Por las faldas del Midi d'Ossau

  Olvida las más de nueve horas de coche (ida y vuelta), las luces rojas traseras de otros vehículos, los continuos embotellamientos, el colapso en las carreteras, el juego del embrague y el acelerador y deja la mente en blanco, para trasladarte al Col de Pourtalet , a las montañas blancas, inmaculadas; al mundo recién creado y a estrenar. No serás el Adán con hoja de higuera del Génesis , sino un montañero bien equipado para hacer frente al frío y la nieve. Mira tus pies. No sabes dónde acaban los pies y empiezan las raquetas. Sigues las huellas que van dejando otros excursionistas. El grupo tiene hoy hechuras de manifestación: más de dos docenas de almas jubilosas hollando la nieve. El silencio es total, pleno, rotundo. Solo oyes el triscar de la roseta en los bastones sobre la nieve. Sientes la velocidad cuando ves bajar esquiadores que te esquivan como si fueras un poste. Perros que te superan briosos sin necesidad de raquetas.  Como un azucarillo el grupo se disgrega. P...

El ministro de propaganda (Joachim Lang)

  Joseph Goebbels considera su labor propagandística un arte que ejecutará con dedicación y apasionamiento. Convertido en la mano derecha de Hitler durante los siete años en los que los nazis conquistaron media Europa. Finalmente, tanto Hitler como Goebbels, valientes de pacotilla, perdida ya la segunda Guerra Mundial, acaban suicidándose, para evitar pagar por lo que han hecho. El resultado: seis millones de judíos exterminados por los nazis y alrededor de setenta millones de muertos, entre civiles y soldados durante la contienda bélica. El efecto de la propaganda de Goebbels (calles atestadas de alemanes moviendo los banderines y un ruido ensordecedor al paso de Hitler; películas demonizando a los judíos y justificando su exterminio; noticias manipuladas, o directamente fake news , para allanar el terreno y la conquista de Polonia, etc) sobre el pueblo alemán es discutible. En la extensa biografía que Peter Longuerich escribió sobre Himmler (el jefe de las SS) se mostraba a...

The Brutalist (Brady Corbet)

  The Brutalist nos cuenta la historia del judío László Toth a lo largo de varias décadas. Comienza con la llegada de László -después de su liberación en un campo de concentración nazi, finalizada la Segunda Guerra Mundial- a los Estados Unidos, mediados los años cuarenta del pasado siglo. La cámara se pega a los rostros y las imágenes son su pegajoso aliento. Invertida veremos la Estatua de la Libertad. Atrás ha quedado la mujer de László, recluida en otro campo de concentración. No sabe si ha sobrevivido o no. En Nueva York László tiene un primo que lo acogerá temporalmente en la trastienda de su tienda de muebles. László es un reconocido arquitecto húngaro y sus obras están presentes en Budapest, pero en su condición de inmigrante, antes y ahora, le están destinados los peores trabajos. Tras un primer encargo con una familia acaudalada la cosa no sale bien y László se emplea en una carbonera; duerme en un albergue y se evade (y subsume) con las drogas.  Quiere la fortu...

Cuentos invernales (tercero)

  No deja de maravillarte cómo el viento, tan incorpóreo, es capaz de hacer tamaños destrozos. Así ves los árboles arrancados de raíz, el cepellón al aire, o golpeados, como un púgil poco diestro que antes de ir a besar la lona buscase el reparador abrazo y lo encontrase, en un esmerado ejercicio de geometría arbórea. Es posible que en el siguiente halón de Eolo los tres árboles besen finalmente la lona: el tupido manto de hojas caducifolias. O bien logren resistir a pie firme, como ese acebo minúsculo al que has visto desafiar las pisadas, plantado en medio del camino.