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Entradas

Miss Carbón (Agustina Macri)

  Dado que estamos con Lux Pascal podemos recurrir a la locución latina Fiat lux . Que se haga la luz y se despeje la oscuridad. Carla sabe que quiere ser minero antes incluso de querer ser mujer. Algo hay en la mina que la seduce. Mientras consta en su DNI como hombre no hay problema: puede trabajar en la mina. Cuando cambie su sexo en dicho documento, las puertas de la mina le estarán vedadas. Surge entonces la lucha. No está sola. Sus compañeros la quieren con ellos, abajo, codo con codo. Su tenacidad dará fruto. Será surco para otras mujeres.

Juan Pablo Fuentes reseña Cuando el corazón se cierra hace más ruido que una puerta (Ápeiron Ediciones, 2025)

    El bloguero literario, escritor, editor y librero Juan Pablo Fuentes reseña en su insoslayable y longevo blog Cuchitril literario , Cuando el corazón se cierra hace más ruido que una puerta .  Gracias.    Leer la reseña aquí .  

Manhattan de piedra, laberintos del Asón y Canal honda

  Paramos en la cafetería El Ribero al ir y en El Crucero al volver. En las poblaciones del mismo nombre. Aquí la imaginación se guarda en el bolsillo.   Si la niebla persiste desde que entramos en Oña hasta casi llegar a Espinosa de los Monteros, luego tras coronar el portillo de la Sía (1246 metros), el horizonte se nos ofrecerá despejado, con un cielo limpio de nubes, y las crestas de las montañas, en la distancia, recortándose en el gran azul.    La climatología favorable contribuye a que el aparcamiento, a las diez de la mañana, en el Parque Natural de los Collados del Asón, esté ya a rebosar de coches, motos, autocaravanas e incluso autobuses, de los que descienden excursionistas como nosotros, dispuestos todos nosotros a disfrutar unas cuantas horas por las montañas.  La cascada no está lejos del aparcamiento, pero al acercarnos a ella, una vez finalizada la ruta y ver que la cascada es un tímido hilillo, lo dejaremos para una ocasión más propi...

Teoría del gran infierno (Iván Humanes)

  De entrada: un infierno grande donde cabe de todo. Luego: una adición de microrrelatos que van creando adicción: esa imagen que aun siendo repulsiva no te permita apartar la mirada. Sin tener muy claro qué he leído, siento la atmósfera enfermiza al respirar. Un terreno resbaladizo y pegajoso, como la materia de los sueños o aquí de las pesadillas. Cunde el horror y el terror; eso desconocido que tanto nos alarma. La prosa aventa la pesadilla tanto como lo macabro. Afloran las resonancias y el lenguaje se despeña por caminos insospechados. Por ahí transita el lector-yo tan alertado como feliz.