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Las cositas del leer (tercero)

  En Minimosca hay una búsqueda, un seguir la pista a alguien, aquí la de un poeta boxeador. Y pienso en El perdedor , de Bukowski. El espíritu de la novela de Gustavo, si tal idea procede, me recuerda a películas que he disfrutado mucho como Cerrar los ojos o Trenque Lauquen . A novelas, Los detectives salvajes , siguiendo la pista de Cesárea Tinajero. A María Belmonte siguiendo los pasos de los peregrinos de la belleza, por Italia o Grecia. Sin pretenderlo, la literatura cae de lado de la novela negra, no solo por el lado de los muertos, también de los desaparecidos.  

Las cositas del leer (segundo)

  Paras en la cafetería Iguazú. Pides una Radler y te la acompañan con unas patatinas fritas. Tomas asiento. Sacas de la mochila Minimosca y comienzas a leer. No me molesta el ruido cuando leo, porque aprendí a leer en todas esas casas en Londres, en Roma, en Lisboa, en el norte y el centro de África, llenas de niños y escaleras y amigos de mi padre, y leer, para mí, es como enajenarme, en el buen sentido . Lo intentas, pero no puedes concentrarte con el fuego cruzado de las conversaciones ajenas. No te enajenas ni ensimismas. Guardas la novela. Partes.  

Los años nuevos

  Que la vida iba en serie uno lo empieza a comprender ahora. La suma de amoríos, parejas, relaciones, amistades, esperanzas, desilusiones, Berlín, embarazos, cumpleaños, dudas, maternidades, miedos, ilusiones, adicciones, guardias, Lyon, sexo, conversaciones, nocheviejas (junto(s)), ausencias, extrañamientos, viajes, desventuras, borracheras, proyectos, frustraciones, Toledo, silencios, incomprensión, vacíos, no puedo dejar de pensar en ti, desencuentros, años nuevos (separado(s)), canciones, películas, muertes, poemas, taxis, alquileres, hoteles, Vinuesa, navidades, reproches, desconfianza, culpa, redención y luz. ¿Pensaste que la serie iría por el carril de lo previsible? En el misterio de la vida, en sus contradicciones y contraindicaciones, reside todo su encanto. 

Las cositas del leer (primero)

  Los caminos de la lectura son inescrutables. Lo constato cuando descubro que Esther Bengoechea presenta en el Centro de Miguel Delibes, el 28 de diciembre, la novela La Lluvia de Camille que obtuvo el premio de Novela Histórica Rrose Sélavy, 2019. A esta última la desconocía, hasta que hace cinco días comencé a leer la novela Minimosca de Gustavo Faverón. En las primeras páginas de la novela aparece Duchamp y también el mismo Duchamp bajo la apariencia de su creación femenina, Rrose Sélavy. Ahora tengo ganas de leer la novela de Esther y de seguir avanzando en la de Gustavo.   

Cerrar los ojos

  Como en un inesperado truco de magia, Julio, un actor, desaparece al finalizar una película. Décadas después un programa de investigación recupera su figura y el destino quiere que Julio sea hallado con la memoria extraviada. Miguel, el director de cine con el que filmó su última película, amigo suyo, se plantea la posibilidad de que el cine le permita a Julio reconocerse en la gran pantalla y dar respuesta así a algunos interrogantes. Víctor Erice, a través de poderosas imágenes, plantea una interesante reflexión acerca de la identidad, la memoria, la magia del cine, la vejez y la enfermedad.