Aunque en las lecturas escolares se
mantienen los clásicos, como El árbol de la ciencia o La Celestina, ves cómo
van entrando autores más jóvenes, libros como Invisible, Marina o El misterio
de la cripta embrujada. Sin embargo, se mantiene cierta resistencia a ofrecer
relatos, que serían un magnífico vestíbulo al fabuloso mundo de la lectura.
Relatos de Ángel Olgoso, Clara Obligado, Emilio Gavilanes, Mónica Ojeda o Leo
Perutz... O semblanzas de Camba, o artículos de Cunqueiro. Por eso fue una
alegría inmensa cuando viste por casa Los girasoles ciegos, al Capitán Alegría,
metáfora de la esperanza en la Humanidad.