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Garmo negro (3.066 m) desde el Refugio Casa de Piedra

Por fin llegó mi bautismo de fuego por encima de los 3000 metros. Un 30 de octubre, jueves, un día espléndido, de cielo despejado, agradable temperatura y escaso viento.  A las 7,40 ya estamos en marcha, Dejando a nuestras espaldas el albergue Casa de Piedra (1.646 metros), en el que hemos hecho noche, del que saldremos con las pilas puestas, después de un desayuno abundante: café con leche, zumo de naranja, pan tostado, mantequilla, mermelada, tomate natural, AOVE, bizcochos de soletilla, jamón cocido, queso tierno, manzanas, cereales, yogures azucarados...  El comienzo es suave y transcurre por un pinar. Casi en el inicio paramos y entramos a ver la Fuente de la Laguna . Por la pared de la roca corre el agua que luego llega al pozal por un caño. Al regreso, sedientos a más no poder, comprobaremos que el agua está tibia y no gélida como es nuestro deseo. Antes, oímos el cascabeleo, que aquí es fragor, del agua con todo su ímpetu. La razón es una cascada enorme por la que...

Cuando las fajas no dejan (o dejen) ver los libros

    Sabías que este día llegaría: que la faja, convertida en una gigantesca faja-pantalón, ocultaría casi toda la cubierta de libro, dejando ver, muy tímidamente, el nombre del autor, pero no su título, ni la cubierta. Esto a ti no te pasará nunca, porque tus libros no se verán velados por fajas, fajas-pantalón, ni siquiera por exiguas tangas de hilo dental. Así que, ¡reconócelo! te mueve a escribir la pura envidia. Amigos, aceptemos que la mercadotecnia va ganando la batalla. Lo confirmaremos cuando todos los libros vayan con su fajaza o fajona correspondiente. Una faja que aquí es la antifaja. Creo.

10ª Marcha de otoño por los Montes de Tobía

Unas cuantas fotos de la 10 Marcha de otoño por los Montes de Tobía. Una jornada estupenda disfrutando de la montaña y de unos paisajes espléndidos. Además el día ha acompañado.           

Selva de Irati

  A sabiendas de que la climatología juega un papel fundamental en el éxito de una ruta, o cuando menos en el disfrute de la misma, hoy viernes era el día propicio para desplazarse hasta la Selva de Irati. A las 10 de la mañana, en el aparcamiento, apenas había una docena de coches y parejo número de senderistas. Disfrutaremos de una ruta que nos ofrecerá un sinfín de momentos inolvidables. El primero de ellos llegará con la contemplación de la cascada del Cubo. Conviene acercarse lo más posible para apreciar la caída del agua espumosa en todo su esplendor. Luego nos internamos en el interior del hayedo. Es un placer pisar las abundantes hojas que impiden ver el suelo y las piedras que esconden, si bien hay que andar con cuidado de no darse una culada o trastabillarse entre tanta rama suelta.  Tras dejar a mano derecha el refugio (una casa en ruinas), hay que seguir ascendiendo progresivamente hasta llegar a la cumbre del monte Lizardoia (1.199 m).  El día se nos ofre...