Una mañana muy fresca para finales de julio, con niebla y gotas en suspensión. La salida la hacemos en Musitu, en Álava. El camino discurre por una pista forestal.
No vemos excursionistas pero sí motociclistas, coches, mastines, cabras y mariposas.
En la primera parte del trayecto lo mejor será la parada, después de hacer cumbre, junto a una cruz de piedra, para hincarle el diente al esponjoso bizcocho de Carmelo, bien regado con licor de maguillas.
La segunda parte de la ruta, ya con sol, nos abocará al barranco de Igoroin. A pesar de las muchas lluvias primaverales, el barranco se ofrece hoy seco y no hay ni rastro de las cascadas. No obstante el paisaje es bien bonito, merced a la bóveda vegetal que impide la entrada del sol. Y una apreciable masa forestal que ofrece una gran densidad arbórea.
En el interior del bosque veremos los restos de un antiguo molino.
Vale la pena adentrarse luego, a la altura de Cicujano, en uno de los túneles de la vía del tren que comunicaba Estella con Vitoria, y hoy convertida en vía verde. En el interior del túnel hay un buen número de murales con escenas de la vida cotidiana.
Un poco antes de nuestro regreso a Musitu donde veremos el grandísimo lavadero junto a la fuente, hay una bonita escultura metálica de un excursionista hecha con tornillos, al lado de una cruz de forja.
Luego nos trasladamos a Maeztu donde picar algo antes del regreso a Logroño. En total algo más de doce kilómetros.