Sin novedad en el frente

No podemos imaginar diecisiete millones de muertos, no podemos imaginar la muerte de tres millones de soldados sobre el terreno, en dos frentes, en una guerra de trincheras, sin apenas avanzar posiciones durante cuatro años de contienda, entre 1914 y 1918. No podemos entender la alegría de los jóvenes que quieren ir al frente para experimentar la vida y perderla. No podemos imaginarlo, pero vemos cada día cómo algunos dirigentes siguen enviando a sus soldados camino de la muerte y la destrucción, desde sus palacios dorados, los pies sobre las alfombras, la belicosa mirada ensoberbecida entre tapices, mármoles y cuadros, la presunta gloria nublando la cordura. No podemos imaginar a esos militares para quienes una vida sin una guerra es una vida estéril, no podemos imaginarlos enviando a los jóvenes a la muerte, cumpliendo con un deber enajenado. No necesitamos imaginarlo, nos basta con ver Sin novedad en el frente.

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