Combates

El boxeo bajo dos ópticas. Una la de Adonis, Creed, el hijo de Apollo. Padre al que no conoció en vida pero al que cree deberle algo: su vida. Porque subir a un cuadrilátero entraña siempre un riesgo. La otra, es el combate de Keiko, una mujer sorda japonesa que encuentra en el boxeo una liberación, una forma de conocerse, y la posibilidad de dejar la mente en blanco. Si Adonis es puro músculo, un cuerpo cincelado con buril a semejanza de un héroe escultórico griego, Keiko es pequeña, frágil, pero corajuda. Aprende rápido, es ágil y voluntariosa. Si las películas de boxeo caen en la gesta, en la épica del esfuerzo, Keiko cae de lado de la sensibilidad y la vulnerabilidad. Keiko me deja ko. Adonis, no.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Del abismo al extravío

Cuentos otoñales (primero)

Los días del devenir