No regresarás por los madroños, las manzanas del camino, las maguillas, los impasibles caballos percherones, los halcones en su bucle, el camino que trazan las senderuelas; tampoco por el banco de nubes, la bruma inconstante, los espinos en los tobillos, la concertina vegetal de las zarzamoras, la luz haciéndose un hueco entre las ramas de las hayas o el terreno velado alfombrado de hojas, ni incluso por las increíbles vistas en el Toloño, en Peña Colorada, en el Portillo Salsipuedes, no. Volverás por la animada conversación, las impetuosas risas, el almuerzo al socayo. Volverás por el grupo. Y lo sabes.