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Maspalomas (Moriarti)

 


No se extingue el deseo sexual con 76 años. Que se lo digan a Vicente, muy suelto en Maspalomas, exprimiendo las ubres de la vida seminales, desatado entre las dunas. Pero cuando la enfermedad golpea, el paraíso dará paso al infierno, en una residencia para personas mayores, en el norte. Vicente regresará al exilio interior, el hermetismo será su bandera. Retomará el contacto, no buscado, con su hija. Seguir su deseo sexual lo llevó antaño a ser un apestado, a romper con todo. De todo aquello Vicente aprenderá algo: la necesidad de asumirse como es. Y seguir viviendo, cada día.