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Devil in disguise

 


Es muy acertado el título de la serie: Devil in disguise o El demonio disfrazado. Serie que aborda los crímenes cometidos por John Wayne Gacy en Estados Unidos, entre 1972 y 1978. El aspecto bonachón y familiar de Gacy, su verborrea, su capacidad manipuladora y su instinto para elegir a sus víctimas, permitió que cuando la policía le echase el guante, declarara haber matado impunemente a 33 jóvenes varones.  

La serie se articula mediante continuos saltos temporales, desde el momento en el que arranca la serie, con la desaparición de un joven adolescente que no acude al encuentro con su madre (el día de su cumpleaños), estacionada frente al establecimiento donde trabaja el joven, hasta la inyección letal que pondrá fin a la vida de Gacy, después de haber pasado más de una década en el corredor de la muerte.

Es muy difícil abordar todos estos crímenes sin caer en el sensacionalismo más ramplón, en el morbo más sangrante. La serie, sin embargo, lo logra con creces. Vemos cómo Gacy capta a jóvenes para su empresa de construcción ofreciéndoles un sueldo y un espacio anejo a su casa, en el que pueda juntarse con ellos para beber y organizar fiestas. Es la manera que tiene Gacy de llevarlos a su terreno, para crear ese espacio de intimidad y confianza. A otros chicos los matará el mismo día que los conoce, como le sucede al joven que da comienzo a la serie. Valiéndose de la ingenuidad de los jóvenes, estos no son capaces de imaginar que el tipo que les ha ofrecido montarse en el coche, ofreciéndoles trabajo o llevarlos a alguna parte, es un pedófilo criminal que quiere sexo con ellos y que entre jueguecitos con cuerdas, nudos y esposas acabarán muertos. Los cuerpos serán arrojados luego al río, o enterrados en el suelo de su casa.

Y si a menudo las series de asesinos en serie se centran mucho en el asesino, aquí el peso narrativo se reparte entre el verdugo y sus víctimas (y las familias de los jóvenes asesinados). Las consecuencias del mal hecho por Gacy son irreparables. Ni siquiera la muerte del asesino serán puntos de sutura para muchos familiares, que asumen que esa herida siempre estará abierta.

La investigación policial saca a la luz la falta de organización entre las distintas comisarías de distrito o entre los cuerpos policiales de las ciudades. De tal manera que cuando Gacy sea detenido después de que un hombre lo acusara de haberlo violado, su denuncia quedará en papel mojado. Porque los agentes de policía darán por buena la versión de Gacy de que lo que había sucedido había sido consentido (además el código penal americano no recogía entonces la circunstancia de que un hombre fuese agredido sexualmente por otro hombre, luego ese acto no estaba tipificado y por ende no era punible). Se evidencia también cómo los prejuicios hacia la comunidad gay (no todos los jóvenes asesinados lo eran), hace que lo que les sucede a estos jóvenes no importe mucho a las autoridades (en un momento oímos, Iban buscando una cosa y encontraron otra) o incluso se lo tenían merecido. Además, algunos de estos jóvenes eran autoestopistas, o viajaban solos, o habían discutido con sus familias, o eran vulnerables, de tal manera que seis cuerpos encontrados en la casa de Gacy no fueron nunca reclamados por nadie. 

En el juicio llega también la revictimización, porque la estrategia de la defensa consiste en hacer pasar a los jóvenes asesinados por ovejas descarriadas; chicos problemáticos que andaban metidos en cosas ilegales. Creando en el jurado la idea de que quien juega con fuego se quema. Por otro lado, la defensa también querrá hacer pasar a Gacy por loco. Lo evidente es que en ningún momento Gacy se arrepiente de las 33 muertes, e incluso cuando comenta las muertes con su abogado, Gacy se presenta como una víctima de los jóvenes, que en todo caso murieron, de manera accidental y, según él, por bobalicones y codiciosos.

La puesta en escena es impecable. En la recreación de los años setenta me recuerda a la serie Mindhunters, y el trabajo actoral es muy meritorio, comenzando por la brillante interpretación de Michael Chernus como John Wayne Gacy. 

La pregunta que la serie desliza y a la que trata de responder, abordándolo desde el mayor número de puntos de vista posible, es ¿cómo pudo pasar esto?  

 


 


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