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Ruta Mirador Lazkua y comida en Casa Faustina

Llega el final del año y es el momento propicio para juntarse y celebrarlo con una ruta y una opípara comida. El lugar elegido para la ruta será el mirador de Lazkua, el restaurante, la Casa Faustina.

Lo que se avecinaba

La ruta dará comienzo en el aparcamiento que hay frente a la venta de Larrión.  La ruta desde el inicio irá en continuo ascenso. 

Llegamos al pueblo de Eraul. No es extraño encontrarse en los pueblos lavaderos de otra época. Lo curioso de este es el tejado, hecho con lascas de piedra. 

 
Al salir del pueblo nos encaminamos hacia un monumento natural, una encina que tiene una antigüedad de entre 6 y 8 siglos.
 
Foto de grupo

Una encina antiquísima y gigantesca. Así lo atestiguan sus más de diez metros de alto. 


Llegando ya al mirador de Lazkua, una media hora despúes, el horizonte se ensancha; al frente la sierra de Lokiz. La roca, a los pies, ofrece el aspecto del mármol, también del hueso.
 
El gigantesco farallón rocoso, y la cruz al fondo suponen que hemos llegado al mirador. Momento que aprovechamos para comer unos dulces, cantar canciones e incluso bailar.
 
 
 

 

Las vistas desde el mirador de Lazkua

Mientras, Javier salta de pared en pared como spiderman.



Para descender desde el mirador hasta el valle hay una parte de la ruta que resultará muy divertida. Todos hemos de ser enhebrados, como el hilo en la aguja, que aquí será la roca.


Hay quien decidió pasar toda su existencia emparedado. Enrique, no.

Un Belén con vistas


La montaña tira mucho, la buena mesa también. Hoy la ruta fue multitudinaria. De hecho, he visto manifestaciones con menos asistentes que los presentes. Eso explicaría que los buitres, en las alturas, anduvieran algo agitados.
  
 


Todos sabemos que en los bosques hay elfos y hadas, pero no es tan sabido que haya también papá noeles, sin barriga, dispuestos a ayudar a los excursionistas.


El descenso será por un bosque por el que hay que andar con cuidado de no resbalar, pues las hojas están humedas.

Luego el bus nos llevará a Casa Faustina, en Baríndano. La comida será un bacanal. Cuatro primeros (caparrones son sacramentos, sopa de cocido con puntos, ensalada ilustrada y paella), cuatro segundos (muslos de pollo con salsa de cebolla, bacalao al ajorriero, manitas de cerdo en salsa y gorrino asado), de los que se puede repetir de todo, menos del gorrino asado.


Y luego el postre. Toda la comida irá bien regada con vino navarro y sidra guipuzcoana.  

Y si a Marijose le das un micrófono, la fiesta viene sola, y después van las canciones, los coros, los bailables, el paquito el chocolatero, hasta que a las cinco y media hubo que plegar velas ir hacia el autobús y regresar a casa. 

Y como la música siempre acompaña, sonaron en el bus canciones de Extremoduro (Salir), de Iron Maiden (Run to the hills), de Rosalía (La perla), de Manolo Escobar (Solo te pido), de El Lebrijano (Dame la libertad), de Rigoberta Bandini (El amor) y muchas canciones más, pero si hubiera que elegir una, sería el himno de Vida y Montaña, esa canción, o ranchera titulada Los amigos así.  Porque el día de hoy consistía en eso, en que el grupo Vida y Montaña enarbolase el pendón de la amistad desde la montaña hasta el valle.

 - Ruta y comida 2024. San Justi, arco de la Balzarra. 

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