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El baño del diablo

  Estamos tan acostumbrados a los lugares comunes del género del terror que no lo reconocemos cuando lo vemos bajo otra apariencia. ¿No es terrorífico que una mujer profundamente religiosa y sensible, en un villorrio, en un bosque de Austria del siglo XVIII, después de casarse y no poder ser la perfecta esposa, y tampoco concebir, porque el marido no le da su simiente y deseosa de poner término a su vida, sepa que su única salida consistirá en cometer un crimen, solicitar el perdón del cura, ser perdonada, y entonces sí, poder morir e ir al cielo de los justos?
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La zona

  Crematorio, La zona y Nos vemos en la otra vida . En la dirección y/o guion Alberto y Jorge Sánchez-Cabezudo. Tres series espléndidas. En La zona , una fuga en el reactor de una central asturiana crea un ambiente mortuorio desapacible e inhóspito, donde cunde el desasosiego y la desesperanza, pues tres años después del incidente las cosas no han cambiado mucho. El escenario horripila de puro verosímil. La niebla, la lluvia, la luz grisácea son el marco. Si hubiera que poner en imágenes el infortunio con todas sus implicaciones y en toda su capilaridad, La Zona es la serie exacta.

La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco

   Un hombre sentado a la mesa de un café, Ignacio. En el suelo, serrín. En el aire, palabras. La pretensión: hablar del pasado. Él, que trabajó siempre como mesero. Palabra más oportuna que camarero, en México. Donde reciben cada día riadas de españoles exiliados al finalizar la guerra civil española. Caracteres alterados, personas vocingleras, ruidosas, siempre en disputa. Irreconciliables. Siempre el mismo sonsonete: Cuando caiga Franco. Pero como no cae, debe tomar cartas en el asunto, viajar a España y matar al dictador. Lo hará, pero hay cosas que no cambian. Lo sabía bien Max Aub, autor del cuento original.

El hombre que plantaba árboles

  Sandra Hernández adapta e ilustra el cuento de Jean Giono, El hombre que plantaba árboles. Considerado un cuento real, luego se supo que era ficción. Cuenta el empeño de un pastor, Elzéard Bouffier, en recuperar un erial y convertirlo en un vergel, plantando millones de árboles y recuperando la fauna y la flora. El fotógrafo Sebastião Salgado hizo en Aimorés algo muy parecido, en el remoto pueblo del interior del estado brasileño de Minas Gerais. Convirtió un secarral en un florido paraíso. Queda documentado en La sal de la tierra , documental de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado. Hay esperanza.

Izki

  Escupe agua sobre las fronteras; Álava, Navarra, La Rioja. ¿Qué saben los árboles de estos lindes administrativos? Ves los mojones de piedra en los bosques. Beben los robles, las hayas, los acebos, los castaños, en su ofrenda de castañas, las yeguas en los caminos. Recorréis la cumbre. Hasta el cielo no os conducen los pies, sino el bizcocho, el membrillo, el orujo de maguillas. Pronto caerá la tarde. Veréis rejuvenecidos cómo rebotan los años en el frontón, ahora en el vaivén del columpio y el trote suave del caballito. Sientes la fluidez en el tobogán, la inercia de la alegría.

Querer

  Después de treinta años casada, Miren denuncia a su marido por violación en su matrimonio y todo salta por los aires. El proceso judicial será muy lento y doloroso para Miren. El espectador se hará toda clase de preguntas: por qué no divorciarse y punto; por qué denunciar; por qué estar dispuesta a pasar por un proceso en el que sabe que no tiene las de ganar; qué sucederá en la relación con sus hijos, y con sus amigos; qué futuro vendrá después de poner la denuncia; cómo sobrevivirá, pues Miren no trabaja cuando se separa y deba salir de la zona de (presunto) confort económico en el que vive. Algunas preguntas se irán contestando en los cuatro episodios. El espíritu de esta magnífica y mesurada (mesura que alberga un abismo) serie creada por Alauda Ruiz de Azúa, con guion (muy minucioso y capaz de adentrarse en la complejidad de un tema que tiene muchas dimensiones y aristas) también de Alauda Ruiz de Azúa, Eduard Solà y Júlia de Paz es que el espectador no deje de hacerse pregu