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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Izki

  Escupe agua sobre las fronteras; Álava, Navarra, La Rioja. ¿Qué saben los árboles de estos lindes administrativos? Ves los mojones de piedra en los bosques. Beben los robles, las hayas, los acebos, los castaños, en su ofrenda de castañas, las yeguas en los caminos. Recorréis la cumbre. Hasta el cielo no os conducen los pies, sino el bizcocho, el membrillo, el orujo de maguillas. Pronto caerá la tarde. Veréis rejuvenecidos cómo rebotan los años en el frontón, ahora en el vaivén del columpio y el trote suave del caballito. Sientes la fluidez en el tobogán, la inercia de la alegría.

Querer

  Después de treinta años casada, Miren denuncia a su marido por violación en su matrimonio y todo salta por los aires. El proceso judicial será muy lento y doloroso para Miren. El espectador se hará toda clase de preguntas: por qué no divorciarse y punto; por qué denunciar; por qué estar dispuesta a pasar por un proceso en el que sabe que no tiene las de ganar; qué sucederá en la relación con sus hijos, y con sus amigos; qué futuro vendrá después de poner la denuncia; cómo sobrevivirá, pues Miren no trabaja cuando se separa y deba salir de la zona de (presunto) confort económico en el que vive. Algunas preguntas se irán contestando en los cuatro episodios. El espíritu de esta magnífica y mesurada (mesura que alberga un abismo) serie creada por Alauda Ruiz de Azúa, con guion (muy minucioso y capaz de adentrarse en la complejidad de un tema que tiene muchas dimensiones y aristas) también de Alauda Ruiz de Azúa, Eduard Solà y Júlia de Paz es que el espectador no deje de hacerse pregu

Feriantes

Despega los ojos del móvil y verás la noria recortándose sobre el armazón del cuarto puente. Estás en las barracas. Oyes los autos de choque, sientes la fiesta ambulante. Formas parte de un paisaje efímero, como lo es un pasado que parece ahora tan lejano, tan analógico, tan manual. Que huele a sudor y esfuerzo. Disparas con la carabina, tiras los dardos, comes nubes de azúcar y manzanas de caramelo. Te vas de la tómbola con las manos vacías. Ves los carteles de los puestos. Detrás hay sagas familiares que descubres ahora cuando asistes como espectador a esta sugestiva obra.

Tiempo de lectura

  No sé el tiempo que empleé en escribir Los días del devenir . Fue escribiéndose en la mente y luego volcada en el papel, donde siguió mudando, creciendo, recortándose hasta la redacción definitiva. Supongo que buscando orientar al lector, la CasadelLibro incorpora en la ficha del libro el tiempo de lectura requerido en la misma. La novela se lee en menos de lo que dura, por ejemplo, la película Babylon . Si el tiempo de lectura es acertado, no vale ya la excusa de No tengo tiempo . Pero te hinchas a ver películas y series que duran mucho más que la novela.