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Entradas

Peñas de Viguera. Barranco de Badén y del Infierno

La ruta la iniciamos en el pueblo de Sorzano (llegamos el día anterior a la celebración del rito de las Cien Doncellas ). En la plaza de los danzadores se manifiesta la majestuosa naturaleza mediante un chopo o álamo negro. Un árbol singular de más de doce metros de altura, con una ancha cinta evitando que su tronco se desparrame. ¡Ojo, nos contemplan 130 años de vida!    Un par de horas después de comenzar la ruta, y tras haber caminado unos metros por el arcén de la carretera, cogeremos luego un camino público que atraviesa una propiedad particular, en la que nos advierten que hay que tener cuidado con los perros. Más adelante sorprende encontrar entre la maleza un gran muro de piedra. Nada menos que un castillo revistiendo unas cuevas. Es el Castillo de Castañares de las Cuevas o las Cuevas de los Moros . Quedan restos de un par de paredes de piedra, una puerta y también ventanas con asiento y saeteras, de las que se deduce que en su día hubo tres alturas en el rec...

Lo absurdo

  ¿Es cierto que los libros nos entran por los ojos y que una bonita cubierta nos puede llevar a querer leerlo o a comprarlo? Hoy las técnicas de venta publicitarias hace que determinadas fajas se conviertan en fajas-pantalón que tapan toda la cubierta del libro, y en este caso la bonita ilustración: The Age of Mammals , mural de Rudolph F. Zallinger. Museum of Natural History, Yale University, New Haven, Connecticut, USA. Guarda aquí mucha relación la cubierta del libro con el contenido de la estupenda novela de Irene Solà. Pero, la montaña no baila, llora, por el ninguneo y la invisibilidad.

Apocalipsis, now

  En el desayuno, a la mesa, la mujer en el centro, los dos críos a los lados, no levantan los ojos de la pantalla ni saludan. Toma un espresso y sale a la calle. Corre para coger el autobús. En su interior, aún es de noche, las luces de las pantallas iluminan los rostros legañosos. Camina hasta al fondo sin que ninguna cabeza advierta su presencia. Baja seis paradas después. Es el primero en llegar al trabajo. Baja al sótano a tomar otro café: agua quemada teñida de negro, su gasolina. Regresa a la mesa, pone en marcha el ordenador. Tarda en arrancar y cargar las aplicaciones. El escritorio es un abarrotería en el que no caben más iconos. Mira a su alrededor. La media docena de personas que han ocupado sus puestos en ese impasse , ya tienen los ordenadores encendidos, pero su atención es captada por la pantalla líquida del móvil. Su jefe pasa a su lado embebido en una videollamada y sin saludar entra en el despacho. En la impresora, el adjunto del jefe trastea en Instagram si...

Las cositas del leer XIII

  La península de las casas vacías ficciona el pasado, tamizado por el realismo mágico, pero sin menoscabar un ápice todo su dramatismo, pues ¿hay una tragedia mayor que una guerra fratricida? La guerra civil será la excusa perfecta para saldar deudas pendientes, afrentas, rencillas, el quítate tú para ponerme yo, para dar el paseíllo al vecino, al agricultor, al jornalero, al maestro, y ajusticiar asimismo a los curas, los terratenientes, los caciques, los potentados. Tendrá la Tierra un pensamiento en mente: ¿seré capaz de subsumir tantísima sangre? ¿será el odio capaz de diluirse en el éter sin volverse todos locos?